miércoles, 14 de mayo de 2008

¿ESTAS PASANDO POR PRUEBAS?

El brillo del diamante

En 1 Pedro 1:7 dice: “Para que sometida a prueba vuestra fe, mucho más preciosa que el oro, el cual aunque perecedero se prueba con fuego, sea hallada en alabanza, gloria y honra cuando sea manifestado Jesucristo”.

Para distinguir un diamante verdadero de uno falso, un joyero hace la siguiente prueba: “Una imitación nunca es tan brillante como una piedra auténtica. Si su ojo no está suficientemente experimentado para descubrir la diferencia, basta poner la piedra en el agua. El brillo del diamante falso se apaga, mientras que el verdadero no pierde nada de su brillo”.

Dios nos creó para él, para que le honremos. Nos habíamos extraviado, pero él nos salvó. Cada creyente, nacido de nuevo, recibió la vida de Jesús para poder seguirle e imitarle. Así pues, podremos hacer brillar algunos reflejos de su hermosura moral, algunos rasgos de su carácter: amor, justicia, paciencia, confianza, obediencia…

Pero sólo los que produce esta nueva vida por el poder del Espíritu Santo son verdaderamente reconocidos por Dios. Por desdicha, en nuestra vida a menudo se agrega algo falso, a veces como una imitación, de lo que es divino. Dios lo ve, él es como ese diamantista que identifica el verdadero diamante. Para probarnos, pone la piedra en el agua, es decir, permite circunstancias difíciles.

En las dificultades debemos estar atentos para ver cuál es la meta de Dios. Su Palabra nos interpelará para que tomemos conciencia de lo que no es auténtico. Consideraremos esos obstáculos en nuestro camino con otra mirada. Él los permite para nuestro crecimiento espiritual y para que un verdadero reflejo de la vida de Jesús destelle en nuestra vida.

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